Después de una semana muy intensa en los foros de debate del GEXXI, en la que se ha producido un salto adelante en la madurez del grupo y que, si lo considero necesario, analizaré en otro artículo, se ha llevado a cabo una de las actividades más multitudinarias de los últimos tiempos, con la asistencia de siete miembros del GEXXI.
En esta ocasión hemos visitado una de las cavidades clásicas catalanas, el Avenc de l'Espluga, enclavado en el interior del Parc Natural de Sant Lloreç del Munt i l'Obac. Se trata de una sima de 122 metros de profundidad, excavada en conglomerado.
A las 9 de la mañana nos encontrábamos en el aparcamiento de l'Alzina del Salari, tras acabar de preparar el material personal y colectivo, iniciábamos la larga aproximación hasta la cavidad. Es un recorrido de alrededor de una hora por un bello paraje con unas vistas impresionantes.
Nuestra primera parada fue a mitad de recorrido, en la Font de la Pola, donde hicimos un pequeño descanso y comimos algo.
Sin ningún problema llegamos a la boca de la cavidad, donde el numeroso grupo se preparó para penetrar en el interior de la tierra.
El descenso se realizo de forma muy ágil y cómoda. Por mi parte veo una cierta falta de encanto al estar toda la cavidad instalada en químicos que te van diciendo, ven aquí, tienes que poner la cuerda en este punto.Quizá se gana en comodidad y seguridad pero se pierde el encanto de ¿donde está el spit...?. También hay exceso de químicos, de tal forma que una buena parte de ellos no los llegamos a utilizar.
También pude comprobar, una vez más, aquello de que valoramos más lo que no tenemos que aquello que está a nuestro alcance. Una compañera, que habitualmente se mueve en una zona con ingente cantidad de formaciones (estalácticas, estalágmitas, banderas, ....) era posiblemente quien más disfrutaba de esta cavidad de conglomerados.
Cuando llegamos de nuevo al exterior nos esperaba Alien, y dirás ¿Alien?, pues si, junto a los siete espeleólogos vino Rosa, que solo nos acompañó hasta la cavidad pero no entró en la sima, por lo que la podríamos considerar... el octavo pasajero.
Satisfechos de como se había desarrollado la actividad iniciamos el camino de regreso hasta los coches. Aún era de día por lo que pudimos volver a disfrutar del maravilloso paisaje que nos rodeaba.
Una vez en los coches iniciamos el proceso de despedida, pero... aún faltaba la chana (palabra descubierta esta semana) por lo que nos dirigimos a Terrassa y, en un bar repleto de humo (así volvíamos a la normalidad) tomamos una cervezas y algo de picoteo. Para acabar bien el día el camarero no hizo "redondeo a la baja", según sus palabras, en el momento de cobrar.
Resumen: un gran día en muy buena compañía, tanto dentro del agujero como fuera.
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