Joan Montoya: ÁMSTERDAM

Tras la escapada a Portugal de principios de verano, ahora tocaba una salida hacia el norte. El destino elegido ha sido Ámsterdam (Holanda).

Con cuatro días hemos tenido suficiente para ver todo lo que nos apetecía , pero si eres un amante de los museos o la arquitectura puedes necesitar varios días.

Visitar Ámsterdam es visitar una ciudad diferente de la mayoría, sus innumerables canales y sus calles plagadas de bicicletas le dan un toque especial.

La situación de nuestro apartamento era excelente (junto a la casa de Ana Frank) y por ello optamos por desplazarnos caminando para visitar los diferentes lugares. Se necesita más tiempo, pero puedes contemplar el entorno con más calma que yendo en bicicleta. Si te gusta caminar, y dispones de tiempo, puedes ir a todas las "visitas obligadas" a pie.

Resulta sorprendente comprobar como, desde la calle, podemos ver el interior de muchas viviendas, con sus habitantes haciendo su vida normal, cuando en España tenemos la costumbre de bajar las persianas o correr las cortinas para que no nos vean.

También es curioso el uso intenso de la bicicleta que hacen los holandeses, hemos llegado a ver una bicicleta con cuatro niños en una caja delantera y la madre pedaleando, o bicicletas con un asiento en el manillar y otro en la parte posterior.

Son bicicletas simples, sin cambio de marchas (la ciudad es plana) y muchas sin freno en el manillar (se frena pedaleando en sentido inverso). En general están bastante descuidadas, llenas de oxido, con las alforjas desgastada y la mayoría sin luces. Muchas bicicletas están abandonadas y, a primera vista, parece que nadie se ocupa de retirarlas de las calles.

Las barcas que surcan los canales las usamos sólo para hacer tres excursiones o desplazamientos, pero hay la opción de comprar un billete que te permite subir y bajar tantas veces como quieras, por lo que las puedes usar a modo de autobús.

En cuanto a la metereología es una ciudad donde llueve todo el año, aunque pocas cantidades de agua y de forma imprevista. En los días que hemos estado (18/10/2013 a 21/10/2013) ha llovido dos veces con cierta intensidad pero con poca duración. La temperatura nos ha permitido ir con camiseta de manga larga y una cahqueta, aunque la mayor parte del tiempo desabrochada. Los lugareños son aficionados a sentarse en las terrazas de los bares aunque el día no sea lo que en España diríamos perfecto.

Arquitectónicamente hablando podemos hablar de tres partes: un inmenso casco antiguo en forma de U, donde la Centraal Station (la estación de tren) estaría en el centro de la parte superior de la U; la parte super nueva (a la derecha de la estación) con edificios de diseño vanguardista y el resto de la ciudad, simplificando mucho.

El cuarto día hicimos una escapada en tren a la cercana Zaanse Schans, pequeña y tranquila localidad con varios molinos en funcionamiento, visitables algunos de ellos. En su momento, en esta región hubo casi 1.000 molinos. Vale la pena la excursión cogiendo uno de los frecuentes trenes que salen de la Centraal Station.

No soy de visitar museos de pintura o arte en general, prefiero callejear y vivir el ambiente y la idiosincrasia del lugar, así que las "visitas obligadas previo paso por taquilla" se redujeron a la cervecera Heineken (divertida y entretenida) y a la casa de Ana Frank. Respecto a esta última visita tuvimos la suerte de no hacer cola. No creo que sea una visita interesante más allá de poder decir "estuve allí". Por cierto, estuve allí. jajaja.

En definitiva, una ciudad que merece la pena ser visitada tranquilamente. Totalmente aconsejable.

A continuación expongo algunas fotos sin entretenerme demasiado en seleccionar. ¡¡¡Disfrútalas!!!