En esta ocasión la visita ha sido al FORAT DEL COSCOLL en la comarca de La Noguera (Lleida). Habíamos quedado a las 9 y media de la mañana en un bar de Camarasa, pero a las 9 ya estábamos cuatro de los cinco participantes previstos. Al cabo de un rato el quinto compañero nos comunicaba que no podía venir.
Una vez acabado el largo desayuno, organizamos el material y, con un solo vehículo, realizábamos los kilómetros que faltaban hasta donde deberíamos estacionar el auto. El último tramo es por una pista sin asfaltar que encontramos con grandes charcos congelados, pero que no nos representó ninguna dificultad.
Nos vestimos de bonito (mono, botas, hierros diversos, etc.)y con el GPS en la mano iniciamos la aproximación a la cavidad, estimada en menos de un kilómetro.
Las coordenadas nos acercaron a la zona en cuestión, pero como no eran exactas tuvimos que hacer un pateo extra hasta que el movimiento de unas ramas, por el aire que salía del interior, hizo que nuestro compañero Àngel descubriese la boca superior.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=737641
La entrada, oculta por la vegetación, se realiza arrastrándose unos metros hasta poder colocarse de pie en un tramos posteriores. No tiene ningún encanto especial esta parte del "forat" pero es curiosa y tiene su historia detrás (pagina 11 y 12 del siguiente documento)
http://www20.gencat.cat/docs/CulturaDepartament/DGPC/Documents/Arxiu/qmem5748.pdf
Una vez visitada esta zona, y mientras íbamos hacia el exterior me di cuenta de la presencia de parte de un cráneo humano (aparte de los cuatro nuestros, jejeje). No es una cosa habitual de encontrar, así que hicimos unas fotos y salimos de nuevo al aire libre.
Encontrar la boca inferior fue más fácil. Allí hicimos un natural en un árbol y David montó un nuevo anclaje para hacer más segura la entrada. A partir de aquí toda la cavidad es una gran diaclasa de longitud y altura inabarcables.
Una vez descendido el corto y estrecho pozo de entrada se continúa descendiendo a través de una fisura más o menos estrecha y bastante inclinada con tramos de rocas sueltas que obligan a descender separados por tramos, en una zona la cantidad de polvo levantado es tal que difícilmente se puede ver donde se pisa. Un tramo ascendente nos sitúa en la zona donde debemos utilizar tres cuerdas para salvar los pozos que vamos encontrando.
A partir del punto inferior de la sima (-103 metros), iniciamos la vuelta a la superficie. La experiencia en la bajada nos aconseja superar los diferentes tramos de cuerda y las diferentes pendientes esperando a que nuestro antecesor haya superado todo el tramo y se haya situado fuera de la zona donde pueda generar caída de rocas.
Como resumen creo que puedo afirmar que es una cavidad muy deportiva, cansada, interesante y que, por el cierto riesgo que presenta debe ser explorada por personas conscientes de que tienen entre manos.
En fin, un sábado muy provechoso en el que cuatro personajes exóticos (quizá es una buena calificación para el colectivo de espeleólogos) hemos disfrutado de movernos en un ambiente polvoriento, estrecho y de acabar con el cuerpo golpeado por las siempre cercanas paredes de la cavidad.
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