Este fin de semana, dentro del marco del GEXXI, había una actividad prevista en la zona del Garraf pero no me motivaba suficientemente, así que hice una propuesta abierta en la sección de eventos del grupo. La idea la recogió un experimentado compañero y la adaptó a su proyecto. El resultado ha sido la visita a una pequeña sima, también del Garraf, completamente desconocida para mí y de cuyo nombre y localización exacta no me puedo acordar (¿?). Asistimos cuatro personas, tres de ellas miembros del GEXXI.
Aparte de disfrutar de la compañía, tanto por la presencia como por los intercambios de opiniones, pude descubrir una pequeña maravilla de esas que tenemos bajo nuestros pies.
Se trata de una pequeña cavidad que no necesita material específico para ser visitada, más allá de casco con iluminación. La cantidad de formaciones que presenta y la belleza de muchas de ellas consiguieron que disparase 127 fotos (como aquel viejo Seat). ¡Qué lejos aquellos tiempos en los que disponíamos de un carrete de 36 fotos y teníamos que controlar cada disparo para evitar encarecer enormemente el presupuesto!.
Se accede por una boca muy estrecha pero por la que se entra cómodamente (estamos locos los espeleólogos con este tipo de afirmaciones). De repente nos encontramos en una sala inclinada, dividida en algunos segmentos, con el techo y parte del suelo repletos de concreciones. Algunos “gours”, banderas, columnas, estalactitas, estalagmitas, excéntricas y, especialmente los denominados “fideos” o “macarrones”.
La cercanía de todas estas formaciones obligaba a un deambular lento y analítico para evitar incrementar la ya numerosa cantidad de formación rota que encontrábamos en diversos puntos de la cueva.
Quizá una de las cosas que me ha llamado más la atención ha sido que varios de los “fideos” que cuelgan del techo (que como todos sabemos están huecos por su parte interior) estaban atravesados por raíces que seguían creciendo en busca del suelo y mientras, aprovechaban la humedad que presenta la concreción.
Como de todo en esta vida se aprende, expondré para acabar el artículo un suceso sin importancia acaecido en esta cueva, pero que puede servirnos de experiencia para evitar futuros accidentes espeleológicos.
Todos hemos oído alguna vez aquello de que la mayoría de los accidentes mortales de tráfico se producen, no durante el largo viaje si no una vez en el destino, en los pequeños desplazamientos, ya que estamos relajados y seguros en estos desplazamientos poco importantes.
En esta ocasión la cueva era absolutamente fácil, apta para cualquier persona (con sensibilidad para no romper las formaciones), en su interior, la distracción absoluta por la belleza que nos rodeaba, o sea relajo total. Ya saliendo, y cuando tenía medio cuerpo fuera de la cavidad, me cogí a una roca para impulsarme y se desprendieron tres fragmentos de un tamaño considerable. Por suerte tenía otros puntos de apoyo y dado lo estrecho del paso las rocas han quedado frenadas entre mi brazo y mi pierna, pero, en otras circunstancias podría haber supuesto una caída para mí o el impacto de rocas sobre algún compañero que me precediera.
La conclusión es que siempre debemos estar alertas en la práctica de la espeleología, el lema podría ser: cuídate, cuida a tus compañeros y cuida el medio.
Por cierto, hoy 16-11-2009, el GEXXI cumple 18 meses. ¡Por muchos años!
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