Ocho días en Moscú dan para muchas páginas si se hace un relato de todo lo visitado durante ese periodo, pero este artículo no estará basado en una explicación de las actividades, ni en un desglose de los sitios visitados.
Normalmente, antes de viajar, todos cogemos una guía de la ciudad o el país y vamos a los sitios que nos aconsejan, en mí caso ha sido lo mismo: Kremlin, Plaza Roja, Catedral de San Basilio, Galería Tretiakov, Ulisa Arbat, determinadas estaciones del metro, etc.
Quien quiera conocer más detalles de esos u otros lugares lo tiene fácil a través de las guías o de internet. Por ello explicaré algunas cosas que me han llamado la atención, me han sorprendido o pueden tener cierta utilidad para las personas que quieran visitar Moscú en el futuro.
Las dos primeras sorpresas llegaron la primera noche. Yo llevaba mucha ropa de abrigo y me encontré con que la gente sale de marcha vestidos igual que podríamos ir por la costa mediterránea (camiseta, falda cortita, zapatos de tacón, etc.), pero con una prenda de abrigo encima. En todos los locales hay un guardarropa en la entrada.
La segunda sorpresa fue, en un local de moda lleno al máximo, que tomamos unas cervezas, alguna cosa de picar y algún plato sencillo y la factura fue superior a 40 euros por cabeza, más de lo que nos hubiese costado en España algo similar.
A partir de este flash de entrada fueron diversas las sensaciones, percepciones y cambios de opinión sobre la difusa imagen que tenía de Rusia, aunque debe quedar claro que he visto solo una pequeña isla en la inmensidad del país.
Al tratarse de un país rico en recursos energéticos básicos, como el gas y el petróleo, el combustible es muy barato (en torno a 0,60 euros/litro) y el precio de la energía doméstica también, esto último hace que no se ponga demasiada atención en aislar las viviendas y que en todos los lugares públicos haga mucho calor. En el piso que alquilamos entraba bastante aire por las ventanas pero, aún así, por dentro de la casa había que ir en paños menores para no derretirse, incluso había calefacción en el rellano de cada planta.
En cuanto al dinero aparente basta decir que hay una gran cantidad de automóviles de lujo en circulación (Lexus, Infinity, BMW, etc.) y no de los modelos más sencillos si no de las gamas más altas de cada fabricante. En la Plaza Roja hay un gran centro comercial con las marcas de ropa más lujosas y caras del mercado y por diversos puntos de la ciudad encontramos tiendas de lujo de ropa, alimentación, automóviles, etc. ¡¡¡Si los viejos comunistas levantasen la cabeza!!!.
Una prueba de que Moscú es una isla, es el siguiente listado de ventas de automóviles en febrero en Rusia (Fuente: autoblog):
RANKING MARCAS FEBRERO
- Lada 37.528
- Nissan 10.501
- Kia 10.200
- Renault 9.985
- Chevrolet 9.759
- Hyundai 9.484
- Toyota 8.188
- Ford 6.646
- VW 5.465
- Mitsubishi 5.251
- Daewoo 5.193
- GAZ 5.190
- Skoda 4.541
- Opel 4.098
- UAZ 3.371
- Peugeot 3.005
- Mazda 2.801
- Suzuki 2.726
- Mercedes 2.002
- Citroën 1.818
- Fiat 1.652
- BMW 1.530
- Audi 1.505
- IZH 1.392
- Chance 1.141
- SsangYong 1.102
- Honda 1.088
- Lexus 944
- Volvo 905
- Subaru 873
- Lifan 855
- Land Rover 816
- VW Vans 798
- Infiniti 632
- Bogdan 474
- Great Wall 411
- TAGAZ 343
- Chery 276
- Vortex 208
- Geely 195
- Cadillac 140
- Porsche 119
- Jeep 87
- SEAT 70
- Mercedes Vans 62
- Jaguar 58
- MINI 52
- Isuzu 19
- Dodge 10
- Chrysler 9
Otra cosa curiosa es que para atravesar las calles más anchas se hace por debajo de la misma mediante túneles subterráneos. Esto favorece la circulación de los automóviles al no encontrar casi semáforos, permite hace una vida algo más cómoda por muy mala que sea la climatología exterior y, al mismo tiempo, permite la existencia de numerosas minitiendas que venden todo tipo de productos.
El metro es una excelente forma de transporte y tiene una alta frecuencia de paso, entre 1 y 3 minutos entre un convoy y el siguiente. Nuestra sensación fue que estaba perfectamente limpio, sin ningún papel, chicle, pintada, etc. ni en las estaciones, ni en los vagones, ni en las vías. Como cosa curiosa una chica rusa que estudia español (Alina, si lees esto un saludo para ti) nos dijo que a ella le parecía que el metro estaba muy sucio... ¡¡¡como venga a Barcelona!!!.
En realidad toda la ciudad estaba bastante limpia, aunque en algunas zonas había botellas o plásticos por el suelo. Las pintadas muy escasas, tan solo pude ver grandes paredes pintadas desde el tren que va de Moscú al aeropuerto.
Para la gente que va de turismo debe saber que en la mayoría de restaurantes de comida barata hay wi-fi libre, con lo que si tenemos un teléfono móvil con esta tecnología podemos ponernos en contacto con la familia o los amigos vía correo electrónico o facebook sin gastar un euro. Ni tan solo es necesario entrar en estos locales ya que la señal llega al exterior de los mismos.
En cuanto al precio de la comida, por la parte alta no hay límite, como en cualquier otra ciudad. Si vamos de supermercados podemos contar con precios similares o algo más caros a los habituales en España. Si vamos de restaurantes rusos, tipo comida rápida, podemos contar
con un precio entre 7 y 11 euros, a lo que se podría añadir 5 euros por una cerveza y 3,5 euros por un café con leche.
El tema idioma está complicado. Las personas de atención al público acostumbran a hablar solo ruso y no se esfuerzan mucho por intentarse hacer entender. Es fácil que sepan que no eres ruso y te suelten una larga parrafada en su idioma. El inglés es eficaz en muchas ocasiones y el español en algunas paradas de los mercadillos de recuerdos.
Un buen sitio para comprar "pongos" es en el mercado de Izmailovo. Tanto aquí como en las tiendas se puede regatear en los precios.
Es aconsejable llevar apuntado en un papel la dirección de nuestro lugar de residencia o de la parada de metro que queremos ir para poder pedir ayuda a alguien en caso necesario. El metro está señalizado en caracteres cirílicos por lo que, para guiarse bien, puede ser interesante contar las paradas y saber el nombre en alfabeto ruso y no en el occidental. No siempre se ve el nombre de la estación desde el vagón y en muchas ocasiones no hay carteles en su interior que indiquen las estaciones por donde vas pasando.
Otro de los tópicos rotos es el de las rusas altas, guapas y escultóricas. Pues nada de eso, por las calles de Manresa hay mujeres mucho más interesantes. Supongo que las que siguen el patrón tópico andan en otros ambientes u otros lugares.
El viaje ha sido a principios de marzo y con la ciudad nevada, con temperaturas entre -13 y + 2 grados centígrados. Para no pasar frío basta con un pantalón térmico debajo del tejano y el sistema de tres capas para en cuerpo (camiseta, polar y anorak). Si se tiene previsto estar largo rato en lugares cerrados y no caminar mucho para llegar hasta el local (museos, discotecas, etc.) es mejor llevar algo delgado de vestir y un abrigo que dejaremos en el guardarropa.
En principio, parece una ciudad bastante segura. En ningún momento he tenido sensación de poder encontrar carteristas o problemas con otra gente. No obstante, tomar precauciones no está de más.
Otra cosa que me ha parecido diferente a lo que estoy acostumbrado es la poca cantidad de perros que hay en la ciudad. En todos los días no creo que hay visto más de veinte y la mitad parecían abandonados e iban en grupos de tres o cuatro.
Los vendedores de motos lo tienen complicado, solo vi dos. Por climatología y forma de conducir no parece el vehículo más adecuado.
Iglesia de la Trinidad |
Convento de Novodévichi |
Cementerio de Novodévichi |
Cementerio de Novodévichi |
Blanco: 4,25 €; Tinto: 5,50 €; Sangría: 5,10 € |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
Estación de metro |
La grúa municipal no pasa por aquí. |
En un mercadillo |
Paso subterráneo |
Paso subterráneo |
Paso subterráneo |
Mercado de Izmailovo |
Museo del Vodka |
No hay comentarios:
Publicar un comentario