POR TIERRAS DE HUESCA

Otro fin de semana improvisado, otro fin de semana perfecto. Esta semana me telefoneaba una amiga de tierras lejanas para comentarme su intención de ir unos días a la provincia de Huesca para hacer unas gestiones, así que le ofrecí pasar la noche del viernes en mi casa e ir juntos el fin de semana, a partir de aquí surgen las visiones expresadas en este pequeño artículo.
Ya cerca de Huesca vemos unas moles impresionantes a nuestra derecha, no sabemos de que se trata pero tienen buena pinta, así que abandonamos la carretera principal hacia un pueblo que parece que está en buena dirección, cuando llegamos a él por una carretera estrecha y un tanto precaria, decidimos tomar una camino sin asfaltar que parece ir recto en la dirección que nos interesa; lo que en principio parece una pista en estado aceptable se va complicando por las zonas embarradas, el suelo erosionado, algunas rocas que sobresalen y el fuerte desnivel de algunos tramos, pero, después de unos kilómetros divertidos llegamos a otra carretera que nos llevara a descubrir los carteles que nos sacarán de las dudas y nos informarán del nombre de nuestro objetivo.
Se trata del Salto de Roldán (Parque Natural Sierra y Cañones de Guara), flanqueado por dos inmensas moles cuyos nombres son Peña de San Miguel (1.123 m) y Peña de Amán (1.124 m), conocidas popularmente como Sen y Men. Tras una pequeña caminata encontramos una serie de grapas y escaleras que nos llevan hasta el Castillo de San Miguel, en la cima de la peña del mismo nombre. Se trata de unas ruinas románicas de origen musulmán. El lugar esta claro que era inexpugnable dada su situación.
Desde allí, podemos disfrutar de las vistas impresionantes del Salto del Roldán, de la inmensa planicie que compone la Hoya de Huesca y del vuelo de diversas aves rapaces que, esporádicamente, se acercan a nosotros. Totalmente aconsejable visitar esta zona contando con unos buenos prismáticos.



Subiendo acompañado de un intenso frio.





Impresionante visto al natural.


Bajando.

Algunas rapaces... las vimos desde más cerca.

Una vez satisfechos de nuestra visión y casi expulsados del lugar por el fuerte viento que nos ataca de forma intermitente, continuamos nuestro camino hacia un lugar aún no previsto. Tras pasar por diversos paisajes, donde nos sorprende un entorno intensamente nevado, llegamos a Jaca donde pasaremos la noche y parte del siguiente día.
Las ovejitas tienen prioridad.
Vista de la Catedral de Jaca.
Para empezar la mañana del domingo nos vamos a la pista de patinaje de Jaca donde se estaba celebrando una competición. No entendemos de patinaje pero la evolución de los patinadores es realmente interesante de ver.




En Jaca tenemos la oportunidad de visitar su casco antiguo de bella factura, así como la Catedral y el Castillo de San Pedro, conocido popularmente como la Ciudadela de Jaca. Es un conjunto arquitectónico muy interesante de planta pentagonal y contiene una exposición permanente sobre la evolución del material utilizado por el ejercito, básicamente en cuanto a vestuario y equipamiento ligero se refiere.






También encontramos en el interior de la Ciudadela, el Museo de Miniaturas Militares Ciudadela de Jaca, que reúne más de 32.000 piezas, la mayor parte de ellas realizadas en plomo. Están montadas en 23 dioramas que recorren la Historia Militar de todos los tiempos. Vale la pena disponer de tiempo para visitarla con calma.





También pudimos visitar la exposición temporal de dibujos a lápiz de Vicente Casanueva. Desde luego que con un lápiz y un papel se pueden hacer virguerías, bueno, con lápiz, papel y capacidades para el dibujo.
Lo único malo de la imagen... la foto.



Una visita a la capital, Huesca, daba por concluido el fin de semana.

Catedral de Huesca.

Catedral de Huesca.

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